De Julio Ayala Carlos• Comisión de Derechos Humanos del Estado
• Como se extraña a Don Juan y a Don Ramón
HOY COMO AYER, LA CDHEG (Comisión de Derechos Humanos del Estado de Guerrero) requiere de un verdadero defensor de los derechos humanos, con probada experiencia, autoridad moral y un compromiso a toda prueba, a fin de que no haya duda de que defenderá a quiénes el gobierno del estado violente o trastoque sus derechos. Requiere pues de alguien comprometido, pero no en el discurso, sino en los hechos.
Sí. Se requiere a gente como Don Juan Alarcón Herrera, su primer titular, que en su papel de ombudsman se enfrentó, sin temblarle el pulso, al entonces gobernador Rubén Figueroa Alcocer. O como el segundo presidente de la Comisión, Don Ramón Navarrete Magdaleno, quien se convirtió en garante de la defensa de los derechos humanos.
Se requiere, pues, hombres comprometidos, que su visión, misión y objetivo sea la defensa de los derechos humanos. Que esté al lado del violentado, del agraviado, del desvalido, de quién no puede defenderse por sí solo y sus propios medios. Se requiere, hoy como ayer en la CDHEG, de gente buena, decidida para enfrentarse, con la ley en la mano, al violentador.
Eso es lo que requieren los guerrerenses, y no presidentes de la Comisión como la que hoy está en funciones, Cecilia Narciso Gaytán, quien se convirtió en dama de compañía de quien gobierna el estado, quien prefiere estar en un acto de gobierno que atender a quienes se le violentan los derechos humanos, como si fuera empleada del Ejecutivo y no ombusdperson.
Hay que decirlo. La Comisión de Derechos Humanos del Estado, hoy que el Congreso local está en el proceso de selección de su nuevo titular, requiere de gente comprometida, hombre o mujer, pero comprometido. Que sepa, que tenga experiencia en el ramo, y compromiso de servicio.
En este sentido, sería un error, un grave error, un despropósito, y hasta un delito, que se elija como titular de la CDHEG a quien sólo quiere ir a cobrar los más de 100 mil pesos mensuales que tiene como sueldo, y lo mismo sería si el Congreso local elige a quién quiere el cargo para ir a manejar como suyo el presupuesto de la institución. Sería un crimen poner ahí a quien quiere el gobierno del estado, o poner en el mismo a quién no tiene méritos.
Sí. La CDHEG requiere a gente comprometida en la defensa de los derechos humanos. Y por consecuencia que no le tiemble la voz y las manos cuando requiera alzarla y tenga que plantarse con firmeza donde requiera hacerlo.
Requiere un titular, ya lo decía, como Don Juan Alarcón y Ramón Navarrete, y no como la actual presidente, Cecilia Narciso, que a pesar de su actuación, busca repetir en el cargo. Requiere pues, la Comisión, gente que entienda su papel, y no que vengan a aprender, tampoco que sean empleados, o que su único mérito ser afromexicano, hija de un luchador social o hijo de un defensor de los derechos humanos.
Se requiere pues de gente que tenga experiencia, que tenga comprobado compromiso con los derechos humanos.
Hay que decirlo. ¿Tiene caso, por ejemplo, ratificar en el cargo a la actual titular, si en los cuatro años al frente de la institución solo ha acumulado denuncias por estar del lado del gobierno? ¿Tiene caso que el Congreso del estado elija en el cargo a quien dice tener derecho sólo por ser negro? ¿O a la hija del extinto Ranferi Hernández Acevedo? ¿Tendría sentido elegir como presidente de la Comisión a una empleada de la Secretaría General de Gobierno? ¿Qué clase de defensora sería? ¿A quién respondería?
Sin duda, más allá de los méritos, es gente profesional, pero lo que requiere la Comisión de Derechos Humanos del Estado es gente con experiencia. Con probada capacidad, entre los que se encuentran Visitadores de la Institución. Sería un error, y una mezquindad hacia los guerrerenses poner a quienes sólo quieren andar de dama de compañía, ganar más de 100 mil pesos y manejar como propio el presupuesto.
En fin. El Congreso del estado, los diputados, tienen la palabra.
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